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    Publicado 03 | Marzo | 2017
     
 
       
 
 
 
POSTEOS
 
Marzo 2017
 
#004
LAS CIENCIAS SOCIALES Y EL MONÓLOGO DEL MINISTRO

Por Mirta Varela
 
 
Abril 2016
 
#003
MEDIOS, PODER
Y MEGAMINERÍA:
UN PACTO CLARO
COMO EL AGUA

Por Luciana Lopardo
 
#ESPECIAL
JUSTICIA OFF-SHORE

Por Mirta Varela
 
 
Marzo 2016
 
#002
EL CÓDIGO
LOMBARDI

Por Fernando
Ramírez Llorens
 
#001
NI DECRETOS,
NI URGENCIAS

Por Mirta Varela
 
 
 
 
 
 
 
AUTORES
 
LUCIANA LOPARDO
 
FERNANDO
RAMÍREZ LLORENS
 
MIRTA VARELA
 
 
 
 
 
 
 
   
   
 

En 2008 el Ministro Barañao ya comparaba las Ciencias Sociales con la Teología y algunos investigadores le respondieron. Norma Giarraca, por ejemplo, no eludió preguntas difíciles: “¿por qué callaron los investigadores del Conicet durante la Dictadura?”, se preguntaba. Las ciencias duras “recibieron dinero por investigar” y muchos cientistas sociales “fueron ideólogos activos del Proceso”, respondía. ¿Cómo defender hoy a las Ciencias Sociales de los ataques fáciles sin ninguna autocrítica de quienes fueron ideólogos activos del poder y callaron durante años las diferencias con el Ministro?

 
01

El Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva afirma que es mentira que los investigadores en Ciencias Sociales estemos relegados, que se trata de una “autorregulación” de nuestra parte porque pensamos que los proyectos estratégicos no nos necesitan. Realiza estas declaraciones para la Revista Noticias que titula: “Lo que digo ahora se lo dije antes a CFK”. En efecto, acuerdo en este punto: no hubo un cambio de políticas científicas. Quienes sufrimos las consecuencias por habernos pronunciado en contra del rumbo adoptado durante los últimos años, lo sabemos mejor que nadie. Entonces y ahora, quienes realizamos cuestionamientos, vemos limitado nuestro espacio en las instituciones públicas universitarias y científicas que carecen de autonomía para dar este debate.

   
02

Pero el Ministro no parece hacerse responsable por una situación que pone el rol de las Ciencias Sociales en el ojo de la tormenta. Prefiere, en cambio, sugerirnos un listado de temas a investigar a través de las páginas de una revista de gran circulación: “el trabajo futuro, la inseguridad, la educación, la inclusión social, las villas”.  No voy a discutir el derecho que asiste al responsable del sistema científico nacional a interferir en la definición de problemas de investigación de un área que no le es propia (aunque el espacio elegido no parece el más propicio). Por el contrario, acuerdo con el principio de que la orientación de una política científica debería considerar el diálogo entre disciplinas con perspectivas plurales. De hecho, es lo que me llevó a cuestionar oportunamente que el Conicet destinara cuantiosos fondos a temas reñidos con la salud y el cuidado del medio ambiente. Por la misma razón que no me voy a oponer a que el Ministro señale una serie de temas que considera estratégicos para las Ciencias Sociales, no voy a aceptar que mi formación resulte un impedimento a la hora de echar una sombra de duda sobre la bondad de los acuerdos entre el Conicet e YPF o los avales a la producción de agrotóxicos.

   
03

En 2008, las intervenciones de Atilio Borón, Norma Giarraca y Eduardo Grüner entre otros, matizaron las explosivas declaraciones del Ministro que asimilaba las Ciencias Sociales a la Teología, en un contexto de apoyo unánime a la creación de un Ministerio de Ciencia. Giarraca recordó en ese momento el rol complaciente de muchos investigadores del Conicet durante la Dictadura y señaló que si en las ciencias duras “recibieron  dinero para investigar y callaron”, en “las ciencias sociales fue aún peor porque hubo científicos que se convirtieron en ideólogos activos del proceso militar” (Página 12, 14/1/2008). Durante los años que siguieron, el Ministerio conducido por Barañao aumentó considerablemente el presupuesto, al tiempo que promovía la conversión de recursos humanos tan altamente calificados como los investigadores y becarios del Conicet en aplaudidores del poder. Así, la Ciencia se ha visto transformada en ficción o entretenimiento, a sola condición de contar con difusión masiva. La confesión del Ministro cuando afirma que realizó un “stand up en la Rosada” que podemos encontrar  “en YouTube”, me exime de presentar mejores pruebas para afirmar que el anterior gobierno convirtió la Ciencia en un espectáculo. De hecho, es más sencillo encontrar parques temáticos y programas de televisión de divulgación científica, que los resultados de los proyectos de investigación dirigidos por el funcionario. Más aún, el Ministro -que ya ha alcanzado el más alto reconocimiento científico- tal vez haría bien en complementar su formación con cursos de actuación teatral u oratoria que no sólo le permitirían alcanzar la perfección en el monólogo y en el arte de provocar el aplauso, la admiración y la risa del público, sino quizá -de paso- volverlo más permeable a los intereses de las Humanidades. En cualquier caso, el gobierno de Cambiemos, que demanda productividad, modernización y orden, debiera considerar seriamente que es más fácil encontrar online los videos del Ministro hamacándose en el Parque de las Ciencias que un informe de los resultados obtenidos por el plan estratégico Argentina Innovadora 2020.

   
 
 


La función de las Ciencias Sociales no puede ser escindida del ejercicio de la crítica, una práctica que no suele llevarse nada bien con el aplauso, el show y la puesta en escena. […] es la pretensión por acallar las divergencias, el acatamiento de medidas inaceptables, el uso político de las instituciones públicas, la nula o tibia intervención frente al bastardeo de las estadísticas y la ausencia de información pública lo que corroe la jerarquización de las Ciencias Sociales. No el debate interno.


 
   
04

La función de las Ciencias Sociales no puede ser escindida del ejercicio de la crítica, una práctica que no suele llevarse nada bien con el aplauso, el show y la puesta en escena. Las Ciencias Sociales aguardan un debate que no es fácil de compatibilizar con el recorte presupuestario, el funcionamiento corporativo, las reivindicaciones gremiales y un clima de hostilidad permanente. Mucho menos con el ataque de los funcionarios que deberían defendernos. Algunos cientistas sociales intentamos utilizar nuestras herramientas para cuestionar este rumbo y no voy a culpar al Ministro Barañao de la ausencia de debate en nuestro campo donde asistimos al silenciamiento, el ninguneo y el ataque a la disidencia en forma sistemática. Porque es importante aclarar que es la pretensión por acallar las divergencias, el acatamiento de medidas inaceptables, el uso político de las instituciones públicas, la nula o tibia intervención frente al bastardeo de las estadísticas y la ausencia de información pública lo que corroe la jerarquización de las Ciencias Sociales. No el debate interno.

   
05

La creación de una Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional –conducida por un filósofo- durante el gobierno anterior, parecía una marca negativa para las Humanidades y las Ciencias Sociales difícil de superar. Sin embargo, las paradójicas declaraciones del actual asesor presidencial –también filósofo- acerca del valor negativo del pensamiento crítico en el mismo acto en que criticaba a quienes lo ejercen, indican que no hay límite cuando se trata de asfixiar el pensamiento, al menos desde los sucesivos gobiernos que cuentan a Barañao como Ministro.

   
06

Sin la autocrítica de quienes se vieron favorecidos por el aplauso, sin la discusión de argumentos, independientemente de la fuerza de quien los esgrime, va a ser difícil defender a las Ciencias Sociales de los ataques fáciles. Es cierto que demandar un juicio negativo sobre los propios actos a quienes obturan el ejercicio de las ideas en el momento en que detentan el poder, puede parecer ingenuo. Pero muchos sabemos que las Ciencias Sociales no sólo exigen espíritu crítico, también requieren de mucha persistencia.

   
   
 
 

Es doctora en Letras (UBA), investigadora del Conicet y profesora titular de la cátedra de Historia de los Medios en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Entre otros, escribió La televisión criolla (Edhasa, 2005), una historia cultural de las dos primeras décadas de la TV en Argentina. Desde 2010 coordina la Red de Historia de los Medios que publica los Cuadernos de ReHiMe. Realizó estancias de investigación en la Universidad de Paris 8 y fue becaria de la Fundación Alexander von Humboldt en Berlín. Dirige el grupo Medios, Historia y Sociedad en el Instituto de Investigaciones Gino Germani donde participó de la conformación del archivo audiovisual.

 
   
 

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Libertad de expresión Censura Conicet Argentina
 
 
 


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Idea de la Sección: Mirta Varela
Diseño de la Sección: Jorge Pablo Cruz
Fotomontaje del Posteo: Tao777
 
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